29 feb 2008

Nuestra construcción social.



¿Se acuerdan de sus primeros días universitarios? Yo me acuerdo de mi primer amor universitario; no era un profsor, curiosamente, si no que era un libro y de dos autores. El profesor de ese ramo fue un inspirador, porque era un gallo destartalado, que llegaba siempre tarde a clases, fumaba como carretonero (por lo menos, ofrecía) en clases y la verdad es que poco dijo. Eliminando el 90% de garabatos de su vocabulario, este abogado y sociólogo, nos dijo que debíamos leer y debatir.
Nunca ví a nadie tan emocionado como para parar una clase, sentarse entre sus alumnos, prender un cigarro y escuchar con cara de dicha una discusión.
Edmundo López.. digan lo que digan de él, me dejó un lindo recuerdo.
Este “jetón” flojo e ineficiente nos dejó a leer un libro desde la segunda clase: La construcción social de la realidad, de Peter Berger y Thomas Luckmann.
Simplemente me enamoré, porque era sociología de la buena y en esas épocas mi opción bachiller era esa carrera. Modestia aparte, tuve mis buenas notas con el jetón.
Después de una semana pensando incesantemente en qué es lo que nos une a las personas, decidí tomar distancia y evaluar lo que en ese momento estaba más presente en mí: la pareja.
En este caso particular, cada uno con su enorme sino solitario a cuestas, tiende a callarse muchas cosas y alejarse. El problema de esto, es que luego cosas simples de solucionar parecen infranqueables por falta de diálogo.
Volví entonces al tema del sino solitario, la mochila que todos tenemos y que curiosamente, es lo que más nos une. ¿Será que nuestros vacíos los intentamos llenar con otra persona? O quizás buscamos compartir un espacio de soledad disminuída.
¿Qué es lo distinto acá? ¿Cómo poder, siento tan solitarios como somos, establecer una conexión real? Y es que, muchas veces queriendo, no podemos y nuestra piedrecita sisifiana nos recuerda que debemos volver a luchar contra eso.
Lo bueno, es que una vez encontrado el sino solitario del que tenemos enfrente, podemos empezar a elaborar códigos que no sean invasivos para el metro cuadrado del otro, no parezcan abusivos contra uno mismo y menos, pretendan crear un puente entre islotes inexistentes.
Ahí nació la pregunta: ¿Cómo hacer para construir algo en serio? ¿Cómo puedo construir una realidad contigo?
Berger y Luckmann en su libro parten hablando de la realidad y el conocimiento. La realidad es la cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición, mientras que el conocimiento es la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas.
El mundo consiste en realidades múltiples y la vida cotidiana es la realidad por excelencia. La realidad de la vida cotidiana es aprehendida como ordenada, se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos antes que yo apareciera en escena. El lenguaje es el que marca las coordenadas de la vida en sociedad y llena esa vida de objetos significativos. Aprehendo al otro a través de esquemas tipificadores en situaciones “cara a cara” donde yo voy enmarcando al otro dentro de ciertas características ya existentes.
Ya, mucho de libro. Empecemos la acción. Les dejo el link por si les interesa el libro: http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/berger_rea.htm
(No se asusten, es una biblioteca Opus Dei. El resumen es bueno)
De lo que yo me acuerdo, es que tenemos dos personas en una isla, empieza a interactuar y de la vida cotidiana comienzan a formar sociedad y ésta luego se entiende como lo real. Ej: él la va a pedir que cocine porque no sabe y quedará establecido que la mujer cocina, por lo menos en los hijos de esta parejita de la isla. Lo que pasa acá es que estan estableciendo un código de lenguaje que les va a servir pra entenderse, están denominando cosas y situaciones, están creando comportamientos y en el futuro eso va a ser lo real. Eso es lo que tendremos que conocer, así como tenemos que conocer a la persona que tenemos al lado: saber que es aquí, acá o allá.
Creo que reconocer el abismo de soledad que tiene el que está al lado de uno es parte importante de la vida cotidiana; todos los días y todo el día luchamos contra eso quienes sabemos cómo es. De todos modos, se nos pasa por las narices y no lo tomamos en cuenta.
También se nos arranca la posibilidad de mandarnos a cambiar por momentos a una isla, donde empecemos a establecer una conexión nueva, que forme algo distitnto a lo cotidiano que ya está prestablecido. Tenemos un mundo de posibilidades donde formar una nueva realidad que nos pertenezca sólo a los dos: códigos, palabras, situaciones, formas de ser, estar y tratarnos. La trampa está en lo establecido.
Tengo una invitación: Formemos una vida cotidiana nueva, que sea por excelencia nuestra realidad, conozcamos de nuevo a esta persona que acompaña nuestro caminar para que forme parte más en serio de nuestra vida, para hacer un puente más fuerte y de verdad.
Para todos los que le tienen miedo a la rutina puede ser una motivación para arrancar de ella...
Para quienes buscan la rutina, como yo, puede ser la forma de encontrarla...


23 feb 2008

La terapia de desconexión.


Uno de los problemas más graves de las personas, es que su mente está llena de cosas permanentemente; de ruidos, de pensamientos negativos, ansiedades, preocupaciones, tareas pendientes y expectativas. La tarea de unas buenas vacaciones es lograr que el peso de esa gran mochila desaparezca y tome forma de lista de prioridades, cosas por hacer, sentimientos positivos de empuje y optimismo ante lo que viene.

Me he dado cuenta que los capitalinos somos especialmente dados a vivir del encierro. Doce meses viviendo con Transantiago, unos cuantos fines de semana encerrados por lluvia, por evitar a la gente, porque en el mall hay aire acondicionado y afuera hace tanto calor...En mi caso, el encierro ha sido fuertemente marcado por el Metro a principios de año, cuando traté de subirme para ir a la Universidad y no lo logré. Están además esas jornadas de estudio en bibliotecas, a las que entraba de día pero salía de noche oscura y con un frío perturbador.


Esos dos momentos, más que nada, me hacían pensar que había perdido el día y anhelar la playa.

¿Qué tiene de especial la playa? ... Mis primos que viven en Viña del Mar jamás han bajado a la playa ni salen a caminar por la costanera, al contrario de nosotros (papás y yo) que religiosamente recorremos algún lugar donde rompan las olas. Asimismo, mis primos nunca han ido a echarse en una playita; les carga quedar arenosos y pegotes. La verdad es que a nadie le gusta, pero es uno de los costos que tiene esta terapia. Trataba de excplicarles los beneficios de echarse un rato al sol, sentir un suelo amoldable debajo suyo y escuchar la armonía del concierto más imitado: las olas. No hubo caso, no estaban ni ahí y yo necesitaba alguien que me acompañara.


Mi mamá, que vive pendiente de los rayos UVB y UVA accedió a acompañarme un rato a la playa sin entender por qué estaba yo tan ansiosa de ir. Se aseguró de que fuera absolutamente cubierta de bloqueador (cosa que ciertamente no es menor) y bajamos después de las 17 horas, cuando los rayos no son tan dañinos. Yo le recomendé llevar el libro que estuviera leyendo por estos días, toalla para echarse cuan larga es (ni tanto) y algo para apoyar la cabeza.

Y finalmente, nos vimos echadas cuan largas somos, una a pleno sol leyendo al amor de su vida literaria, otra pechando sombra de quitasol y durmiendo lo que no había podido dormir en años con la brisa alivianando el calor del sol que no se retira antes de las 19 hrs. Y es puntual.


Al volver a la casa:

- Uyyy, Trini. Ahora entiendo. Amo la playa, tiene algo mágico ¿no? ¿Qué será?

- No sé, pero yo necesito mi solcito, mi arenita, mi librito y me desconecto. No escucho ni los cabros chicos jugando paletas encima mío...sólo escucho el mar y me meto en mi libro.

- Hay que decirle a tu papá que es súper tonto por haber regalado nuestros quitasoles

- Le carga la playa po...

- Bah, pero yo con un quitasol, unas frutitas, agüita y una sillita me instalaría todo el día en la playa.


Y sin más, estábamos ya comulgando con las neveras en la playa, las carpitas que ahora con un boom, en fin... la gente que se la pasa en la playa. No sé si es para tanto, pero definitivamente es necesario en mi vida un rato de liberación: mirar que la gente a mi lado no está sufriendo ni memorizando, ver que si levanto la vista no hay paredes, sentir el calorcito del sol, la exfoliación (si, ¿y?) de la arena, la reparación que tiene en la piel el mar, la sonrisa instantánea que viene al caminar por la orilla y el temor de que me lleve una ola.


Estuve dos horas leyendo, un ratito más sólo respirando y logré olvidarme de todo: penas, rabias, falsas expectativas, ruidos y ansiedades. No sé si pude convertirlos en pensamientos positivos, anhelos y todo lo demás, pero estoy a punto.


19 feb 2008

Hot Mammas, Pimp Daddys y entremedio Fidel.

En estos momentos, en que preparo mis maletas para perderme en el mundo y evitar recordar todos mis achaques, me detengo a mirar el mundo y ¿qué veo?: Viña tiene Festival! Debo confesar que no es una movida para nada inteligente el trasladarme en estos momentos a la playa, porque si quiero salir, ahí van a estar los periodistas ociosos, la gente ociosa, las figuras ociosas achoclonadas afuera de algún lugar de moda o en un punto estratégico desde donde se transmite un matinal o programa de farándula.
Para la gente que vive en Viña no hay nada más desagradable que la llegada del festival. Ven cómo se toman su ciudad un montón de poco glamorosos personajes que, carteles hechos con cartulina en mano, intentan una vista mínima de su artista. En pocas palabras, ven una avalancha de inconcientes que no disfrutan sanamente de una ciudad tan tranquila, no disfrutan del lujo que es realmente Viña, si no que creen que el atractivo de Viña es la lluvia de estrellas (permítame hacer un paréntesis largo aca: estrellas harto chapurreadas, nuevos con una o dos canciones conocidas cuando es una larga trayectoria, estrellados que ya vienen de vuelta y sólo un par de calcetineras idolatran o de frentón el que nos quiere imponer el canal organizador, por decir algo, Six Pack o Amango) y el movimiento que esto genera.
En resumen, toda la gracia que tiene Viña siempre y que es lo que fascina a quienes viven ahí o van regularmente, como yo, se pierde. La tranquilidad que encanta pasa a ser la neurosis colectiva de los interminables tacos de autos porque la gente esperando a Wisin y Yandel no dejan pasar. La vista al mar se desvía por tener todos su mirada puesta en el escenario, la civilización tan característica de los automovilistas que dejan pasar siempre al peatón se va a las pailas, porque se llena de santiaguinos en auto.
Y ahí es donde me voy a ir a meter. Me voy a las playas donde está lleno de teams que tienen en sus filas a las chicas más lindas y a los chicos más guapos. Ahí entremedio voy a estar, teniendo un poco de sus fascinantes vidas, de sus bronceados cuerpos, de sus alucinantes noches y de su acompañada soledad. Espero estar en la nota del verano.
Y hablando de la nota del verano; renunció Fidel. LA noticia que pusieron en la hora de noticiero en la que se han dedicado estos días a alabar el Festival que todavía ni siquiera empieza.
Lo sorprendente de todo esto es que incluso a Fidel ha llegado nuestro festival porque el comentario especializado lo hizo Mey Santamaría. Es que todos están enfestivalizados o de vacaciones... menos yo.

16 feb 2008

Facebook y el sino solitario.

Hoy, después de varios días, volví a hablar con mi mejor amiga a través del chat. Inmediatamente después del saludo me comentó que tiene Facebook, que es choro. Yo, dentro de mi humilde y tonta ingenuidad le pedí el link.
En fin, el cuento es que para poder ver sus fotos y toda la onda, tenía que hacerme una cuenta y terminé con un perfil en Facebook. No entiendo absolutamente nada y todos me dicen que haga esto o que haga esto otro.
Esta página es una forma de comunicación que nació para los estudiantes de Harvard. Se basa en redes sociales que se clasifican según lugar de residencia, de estudio o trabajo. Toda persona que tiene un correo electrónico puede tener Facebook y a través de tu lista de correos busca la gente que conoces, además de poder buscar más gente por redes o nombres. En el fondo, sirve para mostrar tu vida al resto y poder uno ver la vida de los demás.
Sentí pánico, porque me estaba metiendo de a poco en un mundo que todos ya manejan a diestra y siniestra, mientras que yo simplemente esperaba sentada a que alguien se conecte a MSN para hablar.
Siempre me estaba quejando que no se nada de un montón de gente y cuando veo a mis "Posibles Amigos" (todos conocidos) me doy cuenta que sus vidas están transcurriendo en Facebook y que para enterarse de lo que "Mis Amigos" (o sea, quienes me aceptaron como su amiga después de que los invité) han hecho o piensan hacer tengo que estar en el mundo Facebook.
Todavía no se si me alegro de haber entrado al mundo donde están pasando cosas y la gente se comunica o si debe darme una pena negra al darme cuenta que nuestro sino solitario pesa tanto que debemos organizar una vida desde nuestra cómoda butaca. Peor, que todos parecen tener una vida fascinante, menos yo.
Yo, la illusa que me estaba preguntando qué pasa con la gente que parece no considerarme, acabo de caer en cuenta que no tengo un feedback interesante: mientras todos están en la misma onda, yo rehuyo de lo que conecta. Sin embargo, esta moda pasajera parece que no me acerca. Parece que, a pesar de tener todas las posibilidades de comunicación mi sino solitario es mayor y más envidioso.
Y hoy, mientras todos vacacionaban en MI ciudad jardín, alegres y relajados, yo lloraba amargamente por las oportunidades perdidas. De tonta me quedo una semana en Santiago, siendo que pude haberme ido: y me he quedado por miedo, porque tendiendo todas las facilidades y opciones, yo no dejé que pasara por miedo. Y es que cuando lo comenté, mis papás fieles a sus personalidades reaccionaron, uno callando herméticamente y la otra exponiendo todo lo que no le parecía. Aunque ninguno me negó la ida, me quedó claro que les daba lata y no quise dejarlos con lata.
Ahora me arrepiento porque me carga estar llorando cuando todos están tan felices vacacionando y eso, Facebook no me va a ayudar a mejorarlo. No voy a poder poner en mi perfil las fotos de mis vacaciones, no vamos a comentar ni voy a poder crearla con alguna aplicación de esas que se agregan en tu página.
Claro, la conclusión es simple y complicada a la vez: para poder sentarte y hacer un resumen de lo que ha pasado en tu vida para compartirlo con tus amigos por un medio de plataforma de comunicaciones (¿se llamará algo como eso?) es necesario pararse, salir y tener distintas inciativas. Es también conveniente tener un grupo con el que se pueda compartir; algo en común y que una. El sino solitario que todos tenemos llega hasta ahí: a tener un facebook para hacer vida sin hacerla, pero no excluye un grupo de amistadería de verdad, con la que te juntas de verdad y todo eso.
De nuevo yo (como buena hija única): mi sentimiento de soledad. A ver si ahora me resulta tener un grupo de pertenencia, sentirme más cerca de la gente y lograr liberarme de la tensión de haberme quedado sin grupo. Quizás vi mucho Sex and the City, pero tener tres opiniones que se junten a tomar desayuno o almorzar, es rico.
¿Quieres ser mi amigo?

15 feb 2008

Lo que queda del Verano...

Febrero, 15 y estoy en mi etapa más productiva. Curiosamente, cuando Viña del Mar (mi segunda casa) está que se rebalsa, yo estoy en mi primera casa solita y haciendo un dinerito.
Hoy, cuando a duras penas ibamos subiendo el tramo que conecta el paradero de la micro TransValpo. con el condominio donde mis padres tienen su "nido para la vejez", le iba contando a mi papa (sin aliento, el pobre) que el año pasado había subido varios días seguidos esa cuestita. Harto empinada: es una salida de subterráneo constante.
El año pasado... Mi mejor amiga se había ido a las uropas con su hermano, todos salieron y yo me quedé otra vez sola. Pero bajaba para encontrarme con unas amigas que se juntaron a vagacionar; iba a colarme por un rato de su entretención y luego tenía que volver a mi casa soportando esa subida maldita. Súper maldita.
¿Por qué siempre me pasa lo mismo? Me quedo con las ganas de salir... Siempre me falla algo. El año pasado me falló la compañía, este año la cta. cte.
Tengo una confesión sobre todo esto: mejor esperar en mi casa a que llegue la tarde y pueda salir a que pasen tres meses y no tenga a quién esperar. Estuvo a punto de pasarme y de haber sido así, me habría muerto.
Ahora lo que debí haber dicho desde un principio: lo que queda del verano es la parte más emocionante para alguien como yo (perno, solitario y levemente frustrado), esperar a que llegue el inicio de la vida normal.
Queda poquito: ya va a llegar mi mejor amiga (que ahora se me arrancó tres meses para el norte), ya va a llegar la paga al mes productivo, ya van a llegar las ilusiones de que este será un gran año académico. Lo que espero de verdad es que éstas no se esfumen a la semana como todos los años.
Ya va a llegar el momento en que diga: "¡Qué buen verano!" sin haber cumplido ninguno de mis planes, pero habiendo llevado la vida del oso durante un mes y medio, además de concretar mis amadas misiones, que este año fueron un doloroso parto.
Ahora lo que me queda es juntar sol para el invierno, exfoliar naturalmente mi piel con arena del litoral central, leer mil veces la Cosmopolitan, tomarme unos buenos Cosmopolitan y comprar mis útiles ...¿universitarios?

10 feb 2008

Don Carlitos Peña.

Me permito descaradamente ocupar este espacio para hacer un breve comentario de la columna del rector en El Mercurio del domingo. Primero, debo decir que el tema que todos esperaban era el Transantiago por su cumpleaños número uno. Sólo voy a decir sobre eso que tiene un año y las guaguas de un año no caminan y eso era lo obvio que todo columnista iba a describir. Lo hizo el columnista favorito de los más conservadores (salvo algunos), don Cristóbal Orrego. Minuciosamente, cumplió con su deber de nombrar lo que le parecía mal, lo que no iba a resultar, lo que no sirve, las payasadas. Etcétera...
Don Carlitos eligió un tema que a todos nos tiene levemente pasmados, pero a diferencia del Transantiago, no tiene una opinión generalizada: Santalices y su performance en aquellos años del "quiebre institucional" y posterior renuncia.
Ingenuamente, me dedico a leer una columna que tiene un punto de vista cuidadosamente adornado con literatura, historia reciente y filosofía. Me imagino mi cara: miré un par de veces por sobre la pantalla tratando de averiguar si me gustaba o no lo que decía Peña. Pero la desfiguración total vino con la posibilidad del mundo de Internet y la conectividad total, ¿ah? Más abajito venían todas las reacciones y comentarios a la columna; ¡Qué manera de haber odiosidad! El objetivo parecía ser la destrucción del enemigo o algo parecido de una forma que me asustó.
"Para la otra no opino nada, mejor"
Celebro primeramente el haber tomado el riesgo con un tema que saca tanta roncha, porque al parecer, todavía los canastos están confundidos y no hemos sabido, como sociedad, clasificar los actos en su momento sin tener la morbosa necesidad de mirar hacia atrás. Es notable cómo Peña se devuelve una y otra vez al famosito crimen, al momento, al miedo y a la decisión pasada. Se devuelve a Raskolnikov (que me molestó que se usara de gancho populista), devuelve a Kant con su noción de deber (que considero antojadiza la conclusión de la falta al deber de Santalices) y nos deja una impresión de que nos han metido el dedo en la boca, ¡de nuevo!
Me considero absolutamente incapacitada para devolverme a momentos en los que yo ni siquera estaba en los planes de mi familia, pero si puedo decir algo sobre la odiosidad que generó todo esto. Todos se devolvieron y finalmente la discusión se daba vueltas entre quién era más de izquierda, quién más de derecha y estre éstos, quién era el culpable de todo.
Lo que sale de todas las opiniones frente a la opinión del Sr. Rector es una pelotera de juicios: morales, políticos, históricos y jurídico. En el fondo, el tipo dice que él cree que sí se le debe juzgar y punto. Lo que le responden es que es un papanatas. Me temo que falta que alguien diga que don Carlitos está faltando a lo evidente: la renuncia del Gral (R) Santalices. Lo hizo por el Ejército, saben? Porque hay lealtades que nunca se desvanecen y porque la limpieza debe hacerse completa: que feo que un tipo que mandó a 14 personas a la muerte siga haciendo carrera militar en nuestro Ejército. Esa misma lealtad que hizo que todos quienes estuvieran a ese lado tomaran la óptica de los superiores y cumplieran órdenes para solucionar el caos que trajo la izquierda popular al país. Por eso la renuncia.
Y quedan contentos porque creen evitar odiosidades... lamentablemente no es así. Una opinión (que no comparto para nada y considero que es una columna que parece escrita la rápida porque no prevé el descalabro) como la de don Carlitos sigue dejando la escoba.
Insisto: la búsqueda de los culpables entre unos y otros es lo que nos mantiene con ceguera. Por último, si buscan a los que los mataron, claramente este mozuelo no los mató. Pero ya que estuvo involucrado y se arrepintió, mejor que no siga y punto.
¿Contentos? ... Pucha.
http://blogs.elmercurio.com/reportajes/2008/02/10/usted-es-santelices.asp

La famosa Pauta.

Conversando con un amigo de la vida, de esos que se encuentran y se valoran eternamente, volví a mencionar de manera mucho más experta el tema de la pauta.
Para personas idealistas como yo, lo más común es hacerse una imagen de cómo nos gustaría que fuera nuestra vida, nuestra pareja, nuestro trabajo, etc.
Pero en la conversaión, nos fuimos dando cuenta que todas estas imágenes que nos vamos haciendo al llegar la pre-pre-pubertad, se nos van arrancando de a poco para dar paso al "vamos a ver". Sin querer, con esto, nos vemos envueltos en carreras extrañas que no nos llenan, en relaciones que nos hacen sentir cositas, pero que no hay nada más en común.
¿Qué tan común es que no haya nada en común?
Particularmente, nos referíamos a las relaciones en las que nos enredamos y a las personas a las que decidios darles una oportunidad. Nuestra conversación giraba en torno a las cosas que nos unen y las cosas que nos separan; nos encontramos con una persona que nos hace sentir cosas y que nos entrega cariño y cubre nuestras necesidades afectivas, pero en el fondo hay tantas cosas que nos van separando que llega un momento en que tenemos que jerarquizar lo que nos importa y hacer un márgen de tolerancia. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? Si relamente sólo nos importan los sentimientos, todo el resto da lo mismo y las diferencias abismantes las dejamos pasar simplemente sin darnos cuenta de la "pérdida" que hay. Un ejemplo absurdo siempre han sido las clases sociales, pero nunca dejan de tener importancia. Uno sabe que existen y no debería importar si no que construir a partir de las diferencias.
Insisto; ¿cuál es el límite? Si pretendemos que nada más importe estamos siendo unos ilusos, porque todo lo que rodea a esa persona y lo que nos rodea a nostros son esos accesorios que hacen especial la unión: esas afinidades, esos gustos compartidos, las salidas que no son dificultosas en extremo, los momentos en que se comparte la vida y se construye en torno a ella.
¿Podemos construir algo si no existen esas afinidades, si no podemos disfrutar los momentos, si tenemos que soportar diferencias abismantes?
Si, los polos opuestos pueden enriquecer. Pero nuestra tolerancia no puede ser tan tonta; tenemos una persona que tiene costumbres distintas y deberíamos ceder, pero eso a la larga agota. Y para eso uno no tiene que pasar por ciertas cosas, uno sabe que prefiere una persona pacífica al lado de uno que alguien que te trata mal: para eso no es necesario pasar por una relación violenta, si no que uno puede fijarse antes y mantener los ojos abiertos ante esas cosas. Así mismo, yo postulo que es posible elegir de quien nos enamoramos. Porque uno puede establecer los parámetros que quiere para la persona que nos va a acompañar, puede preferir y tener la lucidez necesaria para no soportar ciertas cosas, evitar ciertas situaciones que no nos gustan así como no cargar con las cosas con las que no sabemos cómo lidiar.
En fin, a grandes rasgos eso es la famosa pauta: una barrera de tolerancia y de decisiones que tomamos antes para no andar dando botes después. Es una listita que podemos hacer para hacer una mejor elección y no meterse en un sufrimiento mayor.

¿Se entiende? Es como lógico, no?...

7 feb 2008

La Reparación.

¿Por qué tuve que hacer esto, Dios mio? Un blog para escribir estas cosas...
¿Cómo surgió todo? En la noche del Lunes, cuando don célebre Rodrigo Avaria me pregunta (después de haberme columpiado todo un día con esto de las misiones) "En serio, ¿qué haces en las misiones?" Y, luego de contener por un par de segundos la respiración, comenzó la aventura empática de hacerle entender a un perfecto ateo las cosas que ni yo me explico bien todavía.
Se me vino a la mente esta fuerte idea: la Reparación. El comentario fue solamente de grandes rasgos y una explicación vaga: recoger, reconstruir y reparar lo que ha quedado en el camino roto, doliendo. Uno desde su pequeñez puede mirar para el lado, ver a una persona que no lo está pasando bien y se puede condoler, lo puede acompañar y mostrarle lo que no estaba viendo.
Soy de la idea que postula que cada vez que tenemos un problema, lo vemos tan encima que no vemos lo que hay alrededor y necesitamos que nos digan un poquito dónde está lo que buscábamos. Hay que mirar lo que nos rodea y uno se da cuenta de lo que se perdía.

Volviendo a la reparación; con Rodrigo recorrimos en lo que se demoró en pasar una 503 un camino que he ido descubriendo por más de 5 años. Mientras él me decía que aprendió a no comprar ningún cuento de ideología, yo le contaba que mi ideología la busqué. Al verme envuelta en esta creencia (Dios) que no tiene necesariamente una dirección, busqué la que más me acomodaba y resultó ser la Iglesia Católica. De cajón vino el cuestionamiento a la Iglesia como corporación y truculenta organización: entonces me di cuenta que soy una férrea defensora de la Iglesia divina, pero una constante acusadora de la Iglesia humana. Resulta que son lo mismo... Entendí que mi pertenencia se basa en la reparación. "¿Cómo es eso de que te haces cargo de tu Iglesia?¿Cómo te haces cargo de un cura pedófilo?" Hábil el hombre... y la mujercita responde "Me puedo hacer cargo. Porque detrás de eso hay gente que quedó en el camino sufriendo y de ellos sí que me puedo hacer cargo."
Un tema no menor; considerando que en la mayoría de los lugares donde vamos el curita del pueblo es la máxima autoridad de salvación. Lo que él dice es lo que es y punto. Al que él mandó al infierno, nadie lo saca y al que alzó al cielo, hace deshace a su voluntad en el pueblito. Entonces ahí también está la misión: en ir y decirle a quien, doliente, ha sido ya lanzado a la perdición más absoluta (la separada, la madre soltera, el rarito) que Dios no se ha mudado. La gente se va, pero Él no. Ahí uno repara algo roto: un corazón con mucho dolor y culpa. ¡Culpa! Porque ha sido mala persona, mal hijo de Dios... el padrecito y las señoras se lo dijeron.
Hay que liberar a esas personas, ¿no? También de eso me hago cargo acompañándolos. "Oye, no estás solo"
Todo esto, sin mencionar a las personas que tienen el dolor, la pena, la rabia entre ceja y ceja de haber perdido a un ser querido, de tenerlo enfermo. No le vas a llegar a decir "es que Dios lo quiso así". ¿Cómo, Dios nos quiere sufriendo, entonces? Por suerte vamos investidas con nuestra cruz poderosa que nos abre las puertas de su corazón, y con el hecho de escucharlos es como si Dios hubiera mandado estas niñas para acompañarlas. ¿Ve? Dios no se arranca de su dolor. Llora con usted.
Pero, lo que todos esperan es la solución. Nada, señores. Malas noticias: Dios no es una cábala pra que todo salga como nosotros esperamos, si no que uno pide y pide pero lo que uno pide no llega. Pero... ¿cuántas veces les llegan bendiciones? Dios no manda soluciones mágicas: manda lo que se necesita.
Y el Lunes pensando en la Reparación, sumida en un desgano momentáneo, pensé: ¿y a mi, quién me repara?
Hasta aquí la Reparación.

6 feb 2008

Una introducción a la Reparación.

Antes de poder decir cualquier cosa sobre cualquier tema, hay que permitir la existencia de un contexto para que las cosas no queden en el aire.
En el fondo, lo que voy a hacer es una pequeña presentación de mi forma de tomar las cosas. Por ejemplo, ante tanta tribu urbana que existe, voy a decir en este instante que yo no soy ni pokemona, ni pelolais, ni modelais, ni otaku, ni... en fin. Yo me declaro más bien una mamona de tomo y lomo, perteneciente a los mamones que se definen no por su vestimenta (que tiende a ser normal) ni por su múscia (los impostores han demostrado una tendencia hacia los cantantes de centroámerica con letras llorosas). Los mamones se definen más bien por tener un exacerbado apego a los afectos, a ciertos miedos y reservas, así como una exquisita sensibilidad ante los dolores (propios y ajenos) y en casos más extremos, una habilidad única para botar lágrimas.
Dicho esto, paso a definir mis contradicciones: joven católica. Para muchos es una gran barrera; pero como para mí no es así, lo que quiero es usar este pequeño cyberespacio para contarle a la gente que me cree contradictoria, lo que significa para mí todo esto.
A continuación, para inciar el tema de la Reparación hay que entender primero qué significa estarmetida en esto que es la Iglesia Católica (léase con tonito despectivo).
Les copio mi testimonio de Confirmación del año 2005:

Qué difícil es hablar de nuestras creencias hoy en día, especialmente cuando se está en un ambiente como el mío. Hace un par de meses, al llegar a la Universidad, recibí una lapidaria frase: “No puedes llegar a la Universidad creyendo en Dios…”. Yo no dije nada; en segundos, otros compañeros callaron al pobre que lanzó el comentario. Me respondí internamente (mientras insultaban al pobre sujeto) que sí, que se podía llegar a la Universidad (la Chile, para colmo) creyendo en Dios.
Me considero católica, cosa bastante extraña en mi generación, porque la gente de mi edad tiende a considerarla como una “prohibición divina” para llevarlos al buen comportamiento o creen que la religión limita la razón. Está claro que para mi no es así. La fe no me encierra en un Dios todopoderoso cuya voluntad responde todo y la ciencia que investiga, lo ofende. Creo que la cabeza nos fue dada para algo que no es solamente agacharla ante alguna figura o altar, sino para pensar y cuestionar las cosas.
Para mí, Dios es el motor original para crear, para moverse. Es sentir en el pecho un calorcito que genera los sentimientos más insospechados en el momento preciso. Podría resumirlo en la simple y completa palabra “amor”, porque siento que todo lo que conocemos fue hecho con amor para nosotros.
Por esto, tengo razones que la razón no entiende. Y me doy cuenta del tremendo regalo que significa creer. Por eso tomé este compromiso con lo que siento, que me hace llevar con orgullo el estandarte de católica. Es más fuerte que el miedo al fracaso, porque me hace salir a decir cual es mi religión y convence más que una semana de descanso en la playa para salir a misionar. Son las ganas de amar y querer, de mostrar lo que nos regaló el Señor sirviendo donde Él nos llame.
Y finalmente, esto es Dios para mi: un completo guía para la vida y el mejor refugio que uno podría encontrar, dando paz interior y calma, para poder enfrentarlo todo. Lo que venga,; con mi Dios, Dios de amor infinito…
Y en esto nos vamos a detener.