Conversando con un amigo de la vida, de esos que se encuentran y se valoran eternamente, volví a mencionar de manera mucho más experta el tema de la pauta.
Para personas idealistas como yo, lo más común es hacerse una imagen de cómo nos gustaría que fuera nuestra vida, nuestra pareja, nuestro trabajo, etc.
Pero en la conversaión, nos fuimos dando cuenta que todas estas imágenes que nos vamos haciendo al llegar la pre-pre-pubertad, se nos van arrancando de a poco para dar paso al "vamos a ver". Sin querer, con esto, nos vemos envueltos en carreras extrañas que no nos llenan, en relaciones que nos hacen sentir cositas, pero que no hay nada más en común.
¿Qué tan común es que no haya nada en común?
Particularmente, nos referíamos a las relaciones en las que nos enredamos y a las personas a las que decidios darles una oportunidad. Nuestra conversación giraba en torno a las cosas que nos unen y las cosas que nos separan; nos encontramos con una persona que nos hace sentir cosas y que nos entrega cariño y cubre nuestras necesidades afectivas, pero en el fondo hay tantas cosas que nos van separando que llega un momento en que tenemos que jerarquizar lo que nos importa y hacer un márgen de tolerancia. ¿Qué estamos dispuestos a sacrificar? Si relamente sólo nos importan los sentimientos, todo el resto da lo mismo y las diferencias abismantes las dejamos pasar simplemente sin darnos cuenta de la "pérdida" que hay. Un ejemplo absurdo siempre han sido las clases sociales, pero nunca dejan de tener importancia. Uno sabe que existen y no debería importar si no que construir a partir de las diferencias.
Insisto; ¿cuál es el límite? Si pretendemos que nada más importe estamos siendo unos ilusos, porque todo lo que rodea a esa persona y lo que nos rodea a nostros son esos accesorios que hacen especial la unión: esas afinidades, esos gustos compartidos, las salidas que no son dificultosas en extremo, los momentos en que se comparte la vida y se construye en torno a ella.
¿Podemos construir algo si no existen esas afinidades, si no podemos disfrutar los momentos, si tenemos que soportar diferencias abismantes?
Si, los polos opuestos pueden enriquecer. Pero nuestra tolerancia no puede ser tan tonta; tenemos una persona que tiene costumbres distintas y deberíamos ceder, pero eso a la larga agota. Y para eso uno no tiene que pasar por ciertas cosas, uno sabe que prefiere una persona pacífica al lado de uno que alguien que te trata mal: para eso no es necesario pasar por una relación violenta, si no que uno puede fijarse antes y mantener los ojos abiertos ante esas cosas. Así mismo, yo postulo que es posible elegir de quien nos enamoramos. Porque uno puede establecer los parámetros que quiere para la persona que nos va a acompañar, puede preferir y tener la lucidez necesaria para no soportar ciertas cosas, evitar ciertas situaciones que no nos gustan así como no cargar con las cosas con las que no sabemos cómo lidiar.
En fin, a grandes rasgos eso es la famosa pauta: una barrera de tolerancia y de decisiones que tomamos antes para no andar dando botes después. Es una listita que podemos hacer para hacer una mejor elección y no meterse en un sufrimiento mayor.
¿Se entiende? Es como lógico, no?...
1 comentario:
Que tal?! completamente de acuerdo con este comentario, al menos lo que alcanzo a leer las palabras son tan inutiles aveces... en fin, creo que esa tolerancia es positiva mientras no implique postergarnos, dejar que ese parametro se dibuje sobre nosotros mismos, sobre el parametro primero y ultimo que es el ego, claro que no un ego patologico como el que, confieso, he vivido. Nada, un gusto que la curiosidad te haya llevado a mi blog y asi yo poder responder algo en el tuyo.
Suerte en todo
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