
¿Se acuerdan de sus primeros días universitarios? Yo me acuerdo de mi primer amor universitario; no era un profsor, curiosamente, si no que era un libro y de dos autores. El profesor de ese ramo fue un inspirador, porque era un gallo destartalado, que llegaba siempre tarde a clases, fumaba como carretonero (por lo menos, ofrecía) en clases y la verdad es que poco dijo. Eliminando el 90% de garabatos de su vocabulario, este abogado y sociólogo, nos dijo que debíamos leer y debatir.
Nunca ví a nadie tan emocionado como para parar una clase, sentarse entre sus alumnos, prender un cigarro y escuchar con cara de dicha una discusión.
Edmundo López.. digan lo que digan de él, me dejó un lindo recuerdo.
Este “jetón” flojo e ineficiente nos dejó a leer un libro desde la segunda clase: La construcción social de la realidad, de Peter Berger y Thomas Luckmann.
Simplemente me enamoré, porque era sociología de la buena y en esas épocas mi opción bachiller era esa carrera. Modestia aparte, tuve mis buenas notas con el jetón.
Después de una semana pensando incesantemente en qué es lo que nos une a las personas, decidí tomar distancia y evaluar lo que en ese momento estaba más presente en mí: la pareja.
En este caso particular, cada uno con su enorme sino solitario a cuestas, tiende a callarse muchas cosas y alejarse. El problema de esto, es que luego cosas simples de solucionar parecen infranqueables por falta de diálogo.
Volví entonces al tema del sino solitario, la mochila que todos tenemos y que curiosamente, es lo que más nos une. ¿Será que nuestros vacíos los intentamos llenar con otra persona? O quizás buscamos compartir un espacio de soledad disminuída.
¿Qué es lo distinto acá? ¿Cómo poder, siento tan solitarios como somos, establecer una conexión real? Y es que, muchas veces queriendo, no podemos y nuestra piedrecita sisifiana nos recuerda que debemos volver a luchar contra eso.
Lo bueno, es que una vez encontrado el sino solitario del que tenemos enfrente, podemos empezar a elaborar códigos que no sean invasivos para el metro cuadrado del otro, no parezcan abusivos contra uno mismo y menos, pretendan crear un puente entre islotes inexistentes.
Ahí nació la pregunta: ¿Cómo hacer para construir algo en serio? ¿Cómo puedo construir una realidad contigo?
Berger y Luckmann en su libro parten hablando de la realidad y el conocimiento. La realidad es la cualidad propia de los fenómenos que reconocemos como independientes de nuestra propia volición, mientras que el conocimiento es la certidumbre de que los fenómenos son reales y de que poseen características específicas.
El mundo consiste en realidades múltiples y la vida cotidiana es la realidad por excelencia. La realidad de la vida cotidiana es aprehendida como ordenada, se presenta ya objetivada, o sea, constituida por un orden de objetos que han sido designados como objetos antes que yo apareciera en escena. El lenguaje es el que marca las coordenadas de la vida en sociedad y llena esa vida de objetos significativos. Aprehendo al otro a través de esquemas tipificadores en situaciones “cara a cara” donde yo voy enmarcando al otro dentro de ciertas características ya existentes.
Ya, mucho de libro. Empecemos la acción. Les dejo el link por si les interesa el libro: http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/berger_rea.htm
(No se asusten, es una biblioteca Opus Dei. El resumen es bueno)
De lo que yo me acuerdo, es que tenemos dos personas en una isla, empieza a interactuar y de la vida cotidiana comienzan a formar sociedad y ésta luego se entiende como lo real. Ej: él la va a pedir que cocine porque no sabe y quedará establecido que la mujer cocina, por lo menos en los hijos de esta parejita de la isla. Lo que pasa acá es que estan estableciendo un código de lenguaje que les va a servir pra entenderse, están denominando cosas y situaciones, están creando comportamientos y en el futuro eso va a ser lo real. Eso es lo que tendremos que conocer, así como tenemos que conocer a la persona que tenemos al lado: saber que es aquí, acá o allá.
Creo que reconocer el abismo de soledad que tiene el que está al lado de uno es parte importante de la vida cotidiana; todos los días y todo el día luchamos contra eso quienes sabemos cómo es. De todos modos, se nos pasa por las narices y no lo tomamos en cuenta.
También se nos arranca la posibilidad de mandarnos a cambiar por momentos a una isla, donde empecemos a establecer una conexión nueva, que forme algo distitnto a lo cotidiano que ya está prestablecido. Tenemos un mundo de posibilidades donde formar una nueva realidad que nos pertenezca sólo a los dos: códigos, palabras, situaciones, formas de ser, estar y tratarnos. La trampa está en lo establecido.
Tengo una invitación: Formemos una vida cotidiana nueva, que sea por excelencia nuestra realidad, conozcamos de nuevo a esta persona que acompaña nuestro caminar para que forme parte más en serio de nuestra vida, para hacer un puente más fuerte y de verdad.
Para todos los que le tienen miedo a la rutina puede ser una motivación para arrancar de ella...
Para quienes buscan la rutina, como yo, puede ser la forma de encontrarla...
2 comentarios:
creo que estoy años,pero años luz de ti,entendi todo, pero debo confezar, como primera primera observación:
me tuve q concentrar..mucho..
tan seca q saliste pa escribir pos.
una vez entendido todo(no porq escribas mal, si no pq soy un desastre) creo entenderte
y puedo decir q ...me he sentido parte de la fiesta a la cual invitaste hace algún tiempo, pero no lo sabía
Bueno, ya lo leí. ¿Quéte puedo decir? Me interesa bastante leer el libro, y sí, Edmundo López es un tipo muy choro...aunque si sigue fumando tanto, tendremos que decir "era" un tipo muy choro.
Pregunta: ¿El link que das en el blog para el libro, corresponde al libro completo? Porque me interesa leer el libro completo.
Un gran abrazo y un besote, espero verte algún día. Y estoy de acuerdo con tu propuesta (la del final de tu artículo, para que no se piense mal.)
Englishman
Publicar un comentario